"" Las letras son lo unico eterno, la memoria no, esa se borra cuando el cuerpo desaparece....""
viernes, 30 de septiembre de 2011
Pelea de Perros
Estoy corriendo cuesta abajo sobre una loma, las hojas de los árboles y el pasto me indican que el frío ha llegado. Me escondí para observar el barullo que había a un lado y entonces pude verlos: Junto a una barda habían unas seis personas, estaban pelando perros rabiosos que se abrazaban y se entrelazaban a mordidas. Las personas gritaban y brincaban exaltadas. Por mi lado paso rodando una pelota de cuerpos humanos, y cayeron al precipicio, se alcanzaron a sostener de una rama y les dí la mano para que subieran. Eran tres personas pequeñas. La pelea de perros me produjo náuseas y no salí de mi escondite durante un rato, me quede observando. Subí la loma por el camino recorrido y llegue a una casa, los muebles antiguos y el ambiente olvidado me hizo recordar que ahí ya había estado, reconocí esa pesadez y ese hilo delgado, invisible de tragedia colgando del techo. Las paredes estaban sin pintar, se dejaban ver los ladrillos por todo el lugar. Parecía una casa de muñecas, había algo irreal en el sitio, como si jamás los muebles al estilo vintage fueran usados y estaban ahí solo esperando el momento preciso. Estuve recorriendo la casa y llegue a la cocina, una mujer mayor, de pelos amarillos estaba sentada en la mesa y me miró fijamente, las dos sabíamos lo que pasaría, el cuchillo en mi mano perforo su blanco cuello, de oreja a oreja, de ida y vuelta una y otra vez, entraba y salía, la hoja de mi cuchillo resplandecía.
martes, 27 de septiembre de 2011
La Cabrona
Esa mujer que esta ahí, ve a todos bailar y quisiera ser invitada pero también la muy cabrona rechazará la invitación, solo para ver la reacción. Saldrá del lugar muy quitada de la pena, tomará su bolsa y dejará la propina en la mesa. Su vestido negro le queda bien, esta algo ebria, eso también. Tiene el corazón destrozado pero sabe que sanará pronto, se lo han pronosticado. Llegará a su casa y se quitará las zapatillas, tomará una botella y beberá un shot de tequila. Escuchará Depeche Mode mientras toma un libro grueso, y se dejará sumergir en un cuento perverso. Sin darse cuenta se quedará dormida, soñara con unos brazos fuertes y una espalda mordida. Con sus manos tocara su rostro y respirará el dulce olor fresco de los árboles mojados y de los sueños añejos. Lo invadirá con sus huellas dactilares por completo... y al despertar verá la cama grande y su cuerpo pequeño, las sabanas inquietas aun gimiendo. Por la noche ira al mismo bar, a ver ahora
a quién va a rechazar.
a quién va a rechazar.
Un Martes
Estoy sentada en una silla negra al lado de una puerta de cristal, viendo como caen gotas del cielo, en diagonal.
Bebo una taza de café, una manzana y thc.
Un encendedor, libros por todas partes,
la cama destendida, de fondo un jazz delirante.
No he salido de casa en tres días, no he tenido la necesidad.
Quizás hoy corra o me voy a oxidar.
Ya ha dejado de llover y huele a tierra mojada.
Que bonito se siente el viento frío en la cara.
Di unas vueltas y conté el tiempo: 45 minutos,
creo que me voy metiendo.
A cenar, a ver tv, un documental interesante,
una ducha calientita, cremas y lociones son parte importante.
Ahora toca el turno a Portishead,
de nuevo la silla negra al lado de la puerta de cristal,
ya no hay gotas del cielo, no bebo café
pero siguen la manzana y el thc.
Bebo una taza de café, una manzana y thc.
Un encendedor, libros por todas partes,
la cama destendida, de fondo un jazz delirante.
No he salido de casa en tres días, no he tenido la necesidad.
Quizás hoy corra o me voy a oxidar.
Ya ha dejado de llover y huele a tierra mojada.
Que bonito se siente el viento frío en la cara.
Di unas vueltas y conté el tiempo: 45 minutos,
creo que me voy metiendo.
A cenar, a ver tv, un documental interesante,
una ducha calientita, cremas y lociones son parte importante.
Ahora toca el turno a Portishead,
de nuevo la silla negra al lado de la puerta de cristal,
ya no hay gotas del cielo, no bebo café
pero siguen la manzana y el thc.
lunes, 26 de septiembre de 2011
El Tranvía
Pasajeros al azar somos, dentro de un tranvía, en un pequeño pueblo,
o en una gran ciudad... desconocida.
Algunos nos bajamos antes, otros después, nunca puede uno saber.
Nos miramos a las caras, nos evitamos y algunos sostenemos fijas las miradas.
Unos viajan solos, otros acompañados, unos contentos y otros enojados,
unos sufriendo y otros llorando. Unos platican, otros bailando.
Echamos vistazos por las ventanillas,
decimos adiós y damos bienvenidas.
Nos miramos la ropa y los zapatos,
nos damos la mano y bostezamos.
Algunos leemos, otros soñamos
con bajar en la esquina y con irnos volando.
A veces hace frío, a veces calor, o traes un abanico o traes un cobertor.
Nunca sabes cuando va a parar, por eso siempre, te tienes que agarrar.
A veces vamos llenos, a veces vacíos, a veces hacemos fiestas y a veces convivios.
¿Y el chófer? Es irrelevante, nunca mira a los lados, siempre pa´ adelante.
Un día te toca amar, al día siguiente odiar, un día lo das todo y al otro te lo dan.
Se ha parado ahora, ya es tiempo, de tomar mis maletas e irme despidiendo.
o en una gran ciudad... desconocida.
Algunos nos bajamos antes, otros después, nunca puede uno saber.
Nos miramos a las caras, nos evitamos y algunos sostenemos fijas las miradas.
Unos viajan solos, otros acompañados, unos contentos y otros enojados,
unos sufriendo y otros llorando. Unos platican, otros bailando.
Echamos vistazos por las ventanillas,
decimos adiós y damos bienvenidas.
Nos miramos la ropa y los zapatos,
nos damos la mano y bostezamos.
Algunos leemos, otros soñamos
con bajar en la esquina y con irnos volando.
A veces hace frío, a veces calor, o traes un abanico o traes un cobertor.
Nunca sabes cuando va a parar, por eso siempre, te tienes que agarrar.
A veces vamos llenos, a veces vacíos, a veces hacemos fiestas y a veces convivios.
¿Y el chófer? Es irrelevante, nunca mira a los lados, siempre pa´ adelante.
Un día te toca amar, al día siguiente odiar, un día lo das todo y al otro te lo dan.
Se ha parado ahora, ya es tiempo, de tomar mis maletas e irme despidiendo.
El día en que el tiempo se detuvo
Hace ya varios años, el cielo estaba medio nublado y olía a tierra mojada. Tuve un presentimiento de que algo no andaba bien, pero no podía identificar que era ni de que se trataba. Estuve hasta el medio día volteando hacia todos lados, esperando que algo sucediera. Salí a la calle por la mañana a correr, sólo me acompañaba mi perro Canelo. No recordaba haber visto tan poca gente, de hecho no vi a una sola persona. El tráfico era escaso, nadie pasaba por ahí (aún) pensé pero no llegaba un solo conductor y cruce la calle con el semáforo en verde. Juro haber visto pasar un carro y al voltear la cabeza quise distinguir al conductor, en vano. Conduje hasta mi trabajo en cinco minutos, cosa rara pues siempre hago veinte. Al llegar al trabajo estaba cerrada la puerta principal, por lo que camine por muchas calles, tratando de encontrar una respuesta a tan misteriosa situación. Empece a correr desesperado y me detuve casi en seco cuando vi a un niño sentado en una banqueta. -Chiquillo, ¿que esta pasando?- le pregunte a gritos pues no quise acercarme. El niño levanto el rostro y vi la sangre en su barbilla, entre las manos algo viscoso y largo, sacado del medio del cuerpo humano. Engullía vorazmente un órgano. Sus ojos tenían hambre aún y me miraban muy apetitosos. Mis pies no pidieron permiso y empezaron una carrera inesperada ¿donde estará Canelo? me pregunte de repente. Y al terminar ese pensamiento lo vi a mi izquierda, en la esquina, sentado en las patas traseras, con el hocico abierto esperando un trozo enorme de carne cruda que le ofrecía un hombre, con aspecto de buen ciudadano, de esos que se despiertan muy temprano, se visten y desayunan sin prisas, dan limosnas en la calle, le seden el asiento a los mayores, ayudan a los ancianos a cruzar las avenidas. Sonríen a todos los que pasan por su lado, no tiran basura, riegan las plantas y regalan dulces a los niños pobres, asisten a misa los domingos y rezan antes de comer y antes de dormir. Incluso se puede decir que es guapo. No me detuve a averiguarlo y seguí mi carrera y entonces la vi a ella, detuve mis pasos y la contemple: sentada en las escaleras de una casa verde, con una taza de café humeante a un lado, el pelo negro suelto y despeinado, la piel blanca, los ojos azules clavados en la pantalla, los dedos tecleando mil palabras sin detenerse, cantando a Ximena Sariñana y en la mente... recreando esta historia imposible, del día en que el tiempo se detuvo y los personajes de un blog aparecieron todos y al mismo tiempo en una ciudad vacía con tintes en el cielo de vainilla.
viernes, 23 de septiembre de 2011
El Grito
El relato siguiente no me es fácil contarlo, no tanto por el estigmatismo social del que puede ser victima, si no por las personas que fueron parte de los hechos, muy allegadas a mi y por lo tanto las mantendré en el anonimato, así como mi nombre, que cambiare por Don Pedro.
En ese entonces contaba con 10 años. Mi familia y yo vivíamos en una ranchería en el norte del país, mi padre era ganadero y cuidaba las parcelas durante las noches y mi madre se dedicaba al hogar, donde el calor es insoportable y el frío no se queda atrás. Todo sucedió en el verano de 1957. Esa noche me despertó un grito a lo lejos, casi como un murmullo. Lo atribuí a mis sueños así que fui a la cocina y tomé un vaso con agua y volví a dormir. A los diez o quince minutos se repitió la acción, otro grito de mujer, esta vez mas cercano y mas fuerte. No entiendo como fui el único que escuchó. Me mantuve despierto esperando un nuevo grito o algo que me indicara que estaba sucediendo afuera, no volví a escuchar nada y ya no supe en que momento me quede dormido. A la mañana siguiente me sentía algo débil, como desvelado. Las tareas del hogar se desarrollaron como de costumbre, mi padre llegaba del campo en la tarde y cuando el sol se metía regresaba a las parcelas. Mi madre había salido al pueblo y no tardaría en llegar. Mis dos hermanos pequeños jugaban en los alrededores. Me estaba poniendo el pantalón cuando vi por la ventana el mecer de los árboles y el cielo comenzaba a nublarse anunciando una tormenta cuando se escucharon los cascos de unos caballos que se acercaban. Los reconocí por sus ropas. Eran tres campesinos y uno de ellos traía a uno más inconsciente en el regazo. Llegaron a casa y mis hermanos y yo nos acercamos, ellos lo bajaron y se descubrió su rostro: era papá que estaba como dormido, con la ropa ensangrentada. Nos miramos unos a otros y yo no entendía lo que decían. Mamá llego casi al instante, corriendo, seguida de su comadre. Mis hermanos abrazaban a papá, parecían intentar despertarlo. Y se soltó la tormenta. Esa noche mamá nos mando a dormir y nosotros nos asomábamos por los orificios de la puerta para ver a la gente que llegaba, las señoras de negro rezaban al rededor de la mesa del comedor donde reposaba nuestro padre. A media noche desperté y camine hacía donde se encontraban todos reunidos, giré la cabeza hacia la puerta y pude ver como llegaba papá con su sombrero de trabajo y su bolsa de herramientas, se acercaba hacia la entrada y cuando dio unos pasos dentro de la casa, escuche el grito desgarrado de mujer y cuando volví a ver a papá, ya no estaba. Desperté con un dolor terrible de estómago, y ganas de ir baño.
Al día siguiente fuimos al panteón y lo enterramos. El día se paso lento, los niños preguntaban a cada rato por su padre y mamá no hablaba una palabra. En la noche del segundo día hacía mucho frío y se podían escuchar aullar a los coyotes a lo lejos como presagiando el infortunio en el que habíamos caído sin darnos cuenta. A la tercera noche volví a escuchar el grito de nuevo, mas cercano, como si estuviera en la puerta de la vivienda y para ese entonces ya me era imposible conciliar el sueño. No pegaba el ojo durante la noche, cubierto hasta la cabeza por la cobija, temiendo que fuera viva o muerta la dueña del grito, se iba a meter a la casa. Por el día caminaba como zombie, me faltaban las fuerzas y al caer la noche un erizar de vellitos me recorría el cuerpo. Veintinueve noches de gritos continuos hacían estragos en mi cuerpo y en mi estado mental. A veces me quedaba observando a la lejanía, como queriendo descifrar esa situación tan extraña. No me animaba a contarle a mi madre lo sucedido pues bastantes problemas tenía ya con encontrar un sustento para mi y mis hermanos, se iba al mercado a vender frutas y yo me quedaba en casa cuidando a los niños. No la veíamos hasta en la noche y seguía sin articular palabra. Cuando llego la noche numero treinta, tome valor de no se donde y salí de la casa en cuanto se escucharon los gritos a la lejanía, ya se acercaba. Me escondí detrás de unos matorrales y pude ver como el lamento se convertía en mujer, que avanzaba hacia la casa lentamente, mirando para todos lados, tocándose la cara y el vestido negro, como queriendo desesperadamente quitarse algo invisible del cuerpo. Jamás olvidare lo que observe y en este momento en que te cuento aun siento el cuerpo erizado, pude ver como la mujer se arrodillaba frente a la casa, con la ropa y las manos ensangrentadas, saco algo que traía entre las telas del vestido, escurrían de sangre, parecían intestinos, los abrazaba, los olía, los lamía y pronunciaba unas palabras que no pude distinguir, después los engullía con una prisa evidente y los ojos desorbitados, sentí tanto asco que di un paso atrás involuntario, sin querer pise una rama seca y la mujer volteo al escuchar el ruido... pude ver su rostro detrás de la sangre... era mi madre, pero mas sucia y mas distante. Cruzamos miradas durante unos segundos y mis pies comenzaron a correr en automático. Esa noche dormí en el granero, con un machete abrazado a mi cuerpo. Huí del pueblo con mis hermanos al día siguiente y de mi madre, no supimos nunca nada. Pero en las noches un grito lamentoso me despierta y al abrir los ojos puedo verla hincada en el piso, engullendo las tripas sangrientas y lo que mas me aterra son sus ojos... que me miran.... como queriendo saciar su hambre infinita.
En ese entonces contaba con 10 años. Mi familia y yo vivíamos en una ranchería en el norte del país, mi padre era ganadero y cuidaba las parcelas durante las noches y mi madre se dedicaba al hogar, donde el calor es insoportable y el frío no se queda atrás. Todo sucedió en el verano de 1957. Esa noche me despertó un grito a lo lejos, casi como un murmullo. Lo atribuí a mis sueños así que fui a la cocina y tomé un vaso con agua y volví a dormir. A los diez o quince minutos se repitió la acción, otro grito de mujer, esta vez mas cercano y mas fuerte. No entiendo como fui el único que escuchó. Me mantuve despierto esperando un nuevo grito o algo que me indicara que estaba sucediendo afuera, no volví a escuchar nada y ya no supe en que momento me quede dormido. A la mañana siguiente me sentía algo débil, como desvelado. Las tareas del hogar se desarrollaron como de costumbre, mi padre llegaba del campo en la tarde y cuando el sol se metía regresaba a las parcelas. Mi madre había salido al pueblo y no tardaría en llegar. Mis dos hermanos pequeños jugaban en los alrededores. Me estaba poniendo el pantalón cuando vi por la ventana el mecer de los árboles y el cielo comenzaba a nublarse anunciando una tormenta cuando se escucharon los cascos de unos caballos que se acercaban. Los reconocí por sus ropas. Eran tres campesinos y uno de ellos traía a uno más inconsciente en el regazo. Llegaron a casa y mis hermanos y yo nos acercamos, ellos lo bajaron y se descubrió su rostro: era papá que estaba como dormido, con la ropa ensangrentada. Nos miramos unos a otros y yo no entendía lo que decían. Mamá llego casi al instante, corriendo, seguida de su comadre. Mis hermanos abrazaban a papá, parecían intentar despertarlo. Y se soltó la tormenta. Esa noche mamá nos mando a dormir y nosotros nos asomábamos por los orificios de la puerta para ver a la gente que llegaba, las señoras de negro rezaban al rededor de la mesa del comedor donde reposaba nuestro padre. A media noche desperté y camine hacía donde se encontraban todos reunidos, giré la cabeza hacia la puerta y pude ver como llegaba papá con su sombrero de trabajo y su bolsa de herramientas, se acercaba hacia la entrada y cuando dio unos pasos dentro de la casa, escuche el grito desgarrado de mujer y cuando volví a ver a papá, ya no estaba. Desperté con un dolor terrible de estómago, y ganas de ir baño.
Al día siguiente fuimos al panteón y lo enterramos. El día se paso lento, los niños preguntaban a cada rato por su padre y mamá no hablaba una palabra. En la noche del segundo día hacía mucho frío y se podían escuchar aullar a los coyotes a lo lejos como presagiando el infortunio en el que habíamos caído sin darnos cuenta. A la tercera noche volví a escuchar el grito de nuevo, mas cercano, como si estuviera en la puerta de la vivienda y para ese entonces ya me era imposible conciliar el sueño. No pegaba el ojo durante la noche, cubierto hasta la cabeza por la cobija, temiendo que fuera viva o muerta la dueña del grito, se iba a meter a la casa. Por el día caminaba como zombie, me faltaban las fuerzas y al caer la noche un erizar de vellitos me recorría el cuerpo. Veintinueve noches de gritos continuos hacían estragos en mi cuerpo y en mi estado mental. A veces me quedaba observando a la lejanía, como queriendo descifrar esa situación tan extraña. No me animaba a contarle a mi madre lo sucedido pues bastantes problemas tenía ya con encontrar un sustento para mi y mis hermanos, se iba al mercado a vender frutas y yo me quedaba en casa cuidando a los niños. No la veíamos hasta en la noche y seguía sin articular palabra. Cuando llego la noche numero treinta, tome valor de no se donde y salí de la casa en cuanto se escucharon los gritos a la lejanía, ya se acercaba. Me escondí detrás de unos matorrales y pude ver como el lamento se convertía en mujer, que avanzaba hacia la casa lentamente, mirando para todos lados, tocándose la cara y el vestido negro, como queriendo desesperadamente quitarse algo invisible del cuerpo. Jamás olvidare lo que observe y en este momento en que te cuento aun siento el cuerpo erizado, pude ver como la mujer se arrodillaba frente a la casa, con la ropa y las manos ensangrentadas, saco algo que traía entre las telas del vestido, escurrían de sangre, parecían intestinos, los abrazaba, los olía, los lamía y pronunciaba unas palabras que no pude distinguir, después los engullía con una prisa evidente y los ojos desorbitados, sentí tanto asco que di un paso atrás involuntario, sin querer pise una rama seca y la mujer volteo al escuchar el ruido... pude ver su rostro detrás de la sangre... era mi madre, pero mas sucia y mas distante. Cruzamos miradas durante unos segundos y mis pies comenzaron a correr en automático. Esa noche dormí en el granero, con un machete abrazado a mi cuerpo. Huí del pueblo con mis hermanos al día siguiente y de mi madre, no supimos nunca nada. Pero en las noches un grito lamentoso me despierta y al abrir los ojos puedo verla hincada en el piso, engullendo las tripas sangrientas y lo que mas me aterra son sus ojos... que me miran.... como queriendo saciar su hambre infinita.
domingo, 18 de septiembre de 2011
Un Buen Ciudadano
Se despierta muy temprano, se viste y desayuna sin prisas, da limosnas en la calle, le sede el asiento a los mayores, ayuda a los ancianos a cruzar las avenidas. Sonríe a todos los que pasan por sus lado, no tira basura, riega las plantas y regala dulces a los niños pobres, asiste a misa los domingos y reza antes de comer y antes de dormir. El es un buen ciudadano. Incluso se puede decir que es guapo.
Es de noche, la jornada en la fábrica ha terminado. Se da una vuelta por el súpermercado y compra leche y galletas. Llega a casa y se dirige al sótano. Baja las escaleras con la bolsa en la mano y enciende la luz. Arroja la bolsa en una esquina y camina hacia el colchón viejo que esta tirado, sobre el duerme una joven, es bonita. La toma de los cabellos y la arranca de sus dulces sueños. A tirones la desprende de su ropa y se baja la cremallera del pantalón. Ya sabes lo que sucede... introduce su miembro en la boca de ella, a la fuerza. Ella cierra los ojos y en un acto de autoprotección su mente se queda en blanco. A lo lejos observa a una niña sentada en el piso con un libro y lápices de colores al rededor, azules, rojos, verdes, toda la escala crómatica esta ahí. La recorre con la mirada y se pierde en su piel blanca. La bofetada la obliga a abrir los ojos pero las lágrimas y el ardor en la mejilla no impiden su retroceso en la memoria, observa de nuevo a la niña, el vestido rosa y blanco, sus zapatitos raspados, las cejas pobladas, la inocencia en el brillo de sus ojos. La lengua asomándose en la línea de sus labios carnosos. En eso su cuerpo se abre de repente y sin protección alguna y con un dolor que la recorre por completo. De nuevo a los detalles, a tomado el ritmo de su bloqueo mental, ya no le cuesta separar cuerpo de consciencia, es más fácil así. Intervalo de golpes y recuerdos. Ya casi termina, lo supo por los gestos de su rostro asqueroso y ella se abandona en una letanía agonizante de sueños e ilusiones pisoteadas. Ya no es nadie, ya no existe, no es ella la que se encuentra ahí, ese cuerpo que esta siendo devorado por un monstruo no es el suyo. Cierra los ojos una vez mas, ahora peluches y estrellas pegadas en el techo de una habitación iluminada y él...
El es un buen ciudadano, es puntual. da buenas propinas, conduce con precaución, es buen vecino y buen hermano. Posee una casa bonita con un sótano a prueba de sonidos, tan inmenso y tan oscuro. Otro día de trabajo ha terminado y el llega a casa y baja las escaleras, su mano derecha sostiene una bolsa de plástico y enciende la luz...
Dato:
Cada año al rededor de 800, 000 personas son víctimas de tráfico humano en todo el mundo y según la ONU, la cifra aumenta considerablemente. La libertad es el mayor privilegio del ser humano, sin ella, solo somos animales domesticados.
Es de noche, la jornada en la fábrica ha terminado. Se da una vuelta por el súpermercado y compra leche y galletas. Llega a casa y se dirige al sótano. Baja las escaleras con la bolsa en la mano y enciende la luz. Arroja la bolsa en una esquina y camina hacia el colchón viejo que esta tirado, sobre el duerme una joven, es bonita. La toma de los cabellos y la arranca de sus dulces sueños. A tirones la desprende de su ropa y se baja la cremallera del pantalón. Ya sabes lo que sucede... introduce su miembro en la boca de ella, a la fuerza. Ella cierra los ojos y en un acto de autoprotección su mente se queda en blanco. A lo lejos observa a una niña sentada en el piso con un libro y lápices de colores al rededor, azules, rojos, verdes, toda la escala crómatica esta ahí. La recorre con la mirada y se pierde en su piel blanca. La bofetada la obliga a abrir los ojos pero las lágrimas y el ardor en la mejilla no impiden su retroceso en la memoria, observa de nuevo a la niña, el vestido rosa y blanco, sus zapatitos raspados, las cejas pobladas, la inocencia en el brillo de sus ojos. La lengua asomándose en la línea de sus labios carnosos. En eso su cuerpo se abre de repente y sin protección alguna y con un dolor que la recorre por completo. De nuevo a los detalles, a tomado el ritmo de su bloqueo mental, ya no le cuesta separar cuerpo de consciencia, es más fácil así. Intervalo de golpes y recuerdos. Ya casi termina, lo supo por los gestos de su rostro asqueroso y ella se abandona en una letanía agonizante de sueños e ilusiones pisoteadas. Ya no es nadie, ya no existe, no es ella la que se encuentra ahí, ese cuerpo que esta siendo devorado por un monstruo no es el suyo. Cierra los ojos una vez mas, ahora peluches y estrellas pegadas en el techo de una habitación iluminada y él...
El es un buen ciudadano, es puntual. da buenas propinas, conduce con precaución, es buen vecino y buen hermano. Posee una casa bonita con un sótano a prueba de sonidos, tan inmenso y tan oscuro. Otro día de trabajo ha terminado y el llega a casa y baja las escaleras, su mano derecha sostiene una bolsa de plástico y enciende la luz...
Dato:
Cada año al rededor de 800, 000 personas son víctimas de tráfico humano en todo el mundo y según la ONU, la cifra aumenta considerablemente. La libertad es el mayor privilegio del ser humano, sin ella, solo somos animales domesticados.
viernes, 16 de septiembre de 2011
Muerto
Primero te vi, despues me acerque, le siguieron las palabras y despues las miradas, incesantes, sobre todo. Estabamos muy cerca, y asi me quede durante muchos años, tiempo que duró la canción que bailabamos, tu detrás de mi, rozandome con tus manos grandotas. Y yo no podía hacer otra cosa que no sea mirarte y seguir bailando, por que el jazz me invadía por dentro, al igual que tu aliento, que ya estaba mas y mas cerca de mi boca, quería morderte, lo admito, tengo esa tendencia a querer llenar de besos tu cara, tu espalda...
Y después vino el adiós, sin explicación alguna. Termino tu capricho. Y terminaste de romper mi corazón que iba sanando. No regresarás, lo se bien. Ya no te espero, me lo he propuesto... desde anoche para mi estas muerto.
Y después vino el adiós, sin explicación alguna. Termino tu capricho. Y terminaste de romper mi corazón que iba sanando. No regresarás, lo se bien. Ya no te espero, me lo he propuesto... desde anoche para mi estas muerto.
lunes, 12 de septiembre de 2011
La Cita
¿Has sentido ganas de hacer algo y no sabes a ciencia cierta de que se trata? ¿Has tenido una bola de energía dentro del pecho y no sabes como vomitarla? Información errante, no sale, no se canaliza y no llega a su destino, es como una idea que se queda a medias o un estornudo inconcluso. Así sentí cuando escuche la respuesta a mi confesión tantas veces imaginada, una y otra vez repasé en mi mente la escena, los semblantes, las miradas. Y ella aceptaba mi propuesta o quizás no, eso era imposible saberlo, pero jamás sus labios escupían lo que dijo y que hincho de rabia mis ojos y mi mente se nublo por completo. De mis cuerdas vocales se escucho un "Te amo" y cerré los ojos nervioso, se que estábamos bastantes ebrios y con los sentidos alterados, cuando escuche "¿crees que me importa?" mis nudillos se volvieron rocas y su cuello era tan delicado, cuando tomé conciencia de las cosas su cuerpo yacía inerte a mi lado, su rostro se había detenido en un gesto de dolor, era tan hermosa, tan blanca y sutil. No me pesa el haberla matado, sino que jamás la volveré a ver.
Ese día me invito a tomar unas copas, el trabajo había estado pesado y era sábado. Me pareció tan buena idea volver a verlo después de un par de meses. El lo había entendido todo, lo dijo tan seguro de sí mismo que quise verlo, en verdad lo estimaba. Las copas fueron aumentando en cantidad durante el transcurso de la noche y yo confiaba tanto en el que cuando sugirió ir a su casa a escuchar música, acepte. Sobre todo cuando menciono a la rubia, su vecina, y lo anime a invitarla a salir. La platica se fue extendiendo y llego la hora de marcharme, comenzó a decir que no me fuera y me jaló de la mano, me pareció tan violenta su reacción y a veces soy tan directa que cuando escuche "Te amo" y sentí el dolor de la presión de sus dedos sobre mí, sentí coraje y le conteste lo primero que cruzo por mi mente, sinceramente. ¿Quien se creía para decirme que me ama de esa forma? Fueron las ultimas palabras que mi cerebro proceso, cuando sentí la garganta cerrada y el oxígeno no entraba en mis pulmones, todo se volvió negro y así se quedo.
Ese día me invito a tomar unas copas, el trabajo había estado pesado y era sábado. Me pareció tan buena idea volver a verlo después de un par de meses. El lo había entendido todo, lo dijo tan seguro de sí mismo que quise verlo, en verdad lo estimaba. Las copas fueron aumentando en cantidad durante el transcurso de la noche y yo confiaba tanto en el que cuando sugirió ir a su casa a escuchar música, acepte. Sobre todo cuando menciono a la rubia, su vecina, y lo anime a invitarla a salir. La platica se fue extendiendo y llego la hora de marcharme, comenzó a decir que no me fuera y me jaló de la mano, me pareció tan violenta su reacción y a veces soy tan directa que cuando escuche "Te amo" y sentí el dolor de la presión de sus dedos sobre mí, sentí coraje y le conteste lo primero que cruzo por mi mente, sinceramente. ¿Quien se creía para decirme que me ama de esa forma? Fueron las ultimas palabras que mi cerebro proceso, cuando sentí la garganta cerrada y el oxígeno no entraba en mis pulmones, todo se volvió negro y así se quedo.
domingo, 11 de septiembre de 2011
Rostro Amordazado
Una vez tuve un hijo y no lo vi nunca, se lo llevaron los doctores en cuanto nació y yo estaba de acuerdo. No me preguntes por que, no tengo la respuesta aún. ¿miedo? es lo mas probable. Al poco tiempo me arrepentí de tan atroz acto y quise recuperarlo, el destino me llevo a una casa inmensa, buscaba información sobre el paradero de mi criatura. El mayodormo me indico unas escaleras, el techo era muy alto y éstas muy estrechas, me provocaban vértigo, tuve que subir a gatas con el corazón acelerado. Atravesé dos habitaciones, en la última había una reunión, me estaban esperando. La anfitriona era una mujer tan inmensa en sus proporciones corporales como su casa, era una especie de abuela tierna mezclada con lesbianismo, por la forma en que me abrazaba, yo no sabia si llorar en su regazo o besar sus enormes e hinchadas tetas. Los invitados fueron llegando rápidamente, primero el rubio alto con aspecto de maniquí y tetas pronunciadas, todos las tenían y me ofrecieron una operación express a la que me negué muy educadamente. Habían dos transexuales y eran muy amables conmigo. La madrota me ofreció un gallo encendido y lo inhale tranquilamente, la situación no podía ser mas bizarra de lo que ya era. Y de mi hijo, no supe nada. En ese momento llegaron 3 personas de mi infancia, madre, hija e hijo. Los salude con evidente pena, pues no quería que me vieran en un estado elevado de la conciencia, por él no había problema, era la madre la que me hacía sentir vergüenza de mis actos. Comencé a despedirme y baje las escaleras a gatas, ahora de arriba hacia abajo, delante de mi iban mis dos hermanas mas chicas y yo quería alcanzarlas, al pasar la primera puerta de vidrio ya las sentía muy próximas pero al salir por la puerta principal de hierro que da a la calle, las perdí por completo, llame a una por su nombre y no hubo respuesta. Al salir de la casa la observe como despedida y era mas grande, se encontraba en ruinas mas de lo que yo esperaba. Camine por algunas calles desconocidas y sin darme cuenta estaba dentro de un vehículo en movimiento, yo en el asiento del copiloto, mire al asiento del conductor y estaba vacío, salte y tome el volante, con horror vi que el carro era standar y yo manejo solo automático, pues en segundos aprendí a controlarlo, el freno estaba durisimo y el clotch como atascado. Algo me decía que buscara en un kinder, que mi hijo ahí se encontraba y me dirigí por unas calles rodeadas de arboles secos y hundidas en terracería, estacione el auto en un lugar estable y me baje para continuar la búsqueda cuando sentí una voz por detrás que me decía algo ininteligible y le preste atención, decía -esta con Jesus- (lo que me pareció irónico pues yo no creo en ese cabrón) y se ocultaba tras un árbol a un par de metros de distancia de mi, pude ver un destello anaranjado de su vestimenta, repetía la frase una y otra vez -esta con Jesus, esta con Jesus- y yo me asomaba por los lados para verlo hasta que me mostró su aspecto, no tenía rostro, estaba cubierto de bolsas de plástico como amordazado, era solo tronco y cabeza y se mantenía flotando en el aire, sentí miedo pues no era un humano. Subí al auto y conduje durante ¿horas? ¿días? ¿meses? si el tiempo es relativo y existen realidades alternas entonces sigo manejando en aquel lugar surreal y asqueroso, con personajes nauseabundos sacados de pink flamingos. A mi hijo nunca lo encontre y aun lo sigo buscando mientras conduzco. ¿lo has visto?
jueves, 8 de septiembre de 2011
Dolor si, ¿Sufrimiento? No, Gracias
Favor me hiciste al alejarte de mi sin decir palabra, ahora me doy cuenta y solo han pasado 5 días, me agrada, el 5 es mi numero favorito. Esta vez hablare en primera persona y la historia será la siguiente: Te contaré como mis últimos días han pasado a ser una plataforma en movimiento y adivina, se fue para abajo. Y caí en el espiral interminable de lágrimas y dolor, ojos hinchados, si, lo acepto y la verdad me avergüenzo, el amor es una enfermedad de locos ingenuos, escuche banda una noche completa disculpa! estaba en mi momento down de la vida. Pensé que no resistiría ese ataque de olas interminables y recuerdos lindos, ahi viene otro llanto jajaja, la verdad No. Y NO, por que veo que estaba reduciendo mi capacidad intelectual y cognitiva al interactuar todos los días con una persona que no esta en la misma sintonía y lo admito con orgullo, quizás no existe quien pueda satisfacer mis necesidades ¿así es la vida? Ok, Venga! el dolor me la pela. ¿Sabes? tengo que aceptarme como soy, grosera, modesta, sarcástica, sencilla, educada y lo peor es que lo olvido por momentos y me desconosco. Camino por las calles y me siento extraña, me veo en los reflejos y no soy yo. De una cosa estoy segura, todos somos iguales y maravillosos. Aunque nuestro estilo de vida nos haga sentir a unos mas grandes y a otros mas pequeños. Todos humanos y todos con el mismo derecho a la vivir y ser felices. Tanto el chico que va en el carro del año como el chico que le limpia el parabrisas. Todos comemos y defecamos, respiramos el mismo aire y somos felices a nuestra manera, yo lo soy así... con el poder de las letras, ellas y yo nos enamoramos hace años... ya varios. Cuando el mundo era nuevo e inocente, cierro los ojos y tengo el piso cerca de mi cara, el pasillo es angosto y el techo esta muy lejos de mi, el ambiente es agradable y la andadera cómoda, espera, en ese preciso momento me lo hubieran dicho todo. Sufrirás por pendejos y tambien serás feliz. Sin duda diría ¡VENGA! El Dolor Me La Pela.
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