El Auto Negro de los 90´s

"Te busque en los caminos de mi memoria, accedí por las mismas calles de mis recuerdos, di vuelta en la esquina que me vio tantas veces irme y llegar pero no estabas dulce personaje mítico de mi libro de dioses" La frase me pareció familiar, sabía que lo había visto antes pero no sabía exactamente donde, fue quizás en alguna pelicula, es lo mas probable. Y el sentimiento de incógnita me acompaño por dentro muchos días como efecto subliminar de una sustancia ilegal. Mientras comía, mientras dormía, dios, eso fue horrible, todas las noches fueron acompañadas de una pesadilla, y lo mas raro, en todas las pesadillas mire esa camisa negra que tanto me gustaba ver, y todas las mañanas fueron sobresaltadas y ya va casi un mes que no puedo dormir bien y todo el día ando bostezando. Tuve que aguantarme las ganas de gritar de lo harta que ya estaba. Y seguí haciendo mis cosas como si nada pasara, evadiendo el pensamiento que me producía confusión hasta que comence a guardar las ganas de revivir esas imagénes en la mente, y quise situarme en la realidad y hacer como que no existía el hueco en la panza, pero ah que dificil me resultó, un día me levante y recorde el sueño, era todo sombrío, todo tenue, medio fúnebre, y de repente esa camisa negra, a la perfección con su exterior, me produjo excitación, lo acepto, y sentí esas ganas de irme pero no se por que con tanta urgencia. Y exactamente eso hice, salí de la habitación que empezaba a incomodarme y me fui caminando por la calle principal, la que alberga a mis bares favoritos y por la que tanto me gusta pasar y me fui a mi casa y me puse a escuchar un blues delicioso de Real de Catorce llamado Azul y comence a cantar las notas seductoras de la canciones y recordé mi niñez cuando iba en la parte trasera del coche negro que tenía mi papá, con el cabello enmarañado, mirando los cerros que se partían al paso de la carretera, y el viento estaba algo caliente y ahi estaba de repente la estatua de un santo en medio del enorme cerro, me daba miedo, me hacia sentir observada, aunque nos separaban muchisimos metros de distancia, cuando sabía que nos aproximabamos hacia la parte de la carretera en la que estaba situada la famosa estatua del santo que no recuerdo el nombre, a mi mente volvia la historia que nos conto mi mamá un día a mis hermanos y a mi, de una novia fantasmal que pedía raite a la media noche a un lado de la carretera por que era el lugar donde murio en un accidente cuando iba camino hacia su boda o del trailer que se volco en la carretera y la familia que iba dentro murió quemada, el papá, la mamá, un niño de 4 años aprox y un bebé, y nadie alcanzó a rescatarlos a tiempo por que las casas estan algo alejadas unas de otras y eran algo escasas en esa población donde ella vivía, tierras sinaloenses donde el calor de verdad se siente. Y siento que aún voy en la parte trasera del coche, con el viento azotando mi cara y el sol estaba pálido. Y las canciones de mi padre jugaban con mis sentimientos, y veía las plantas a un lado de la carretera que parecen salchichas gigantes que crecen donde hay agua. Y pasamos también por muchos huertos, arboles y mas arboles y de repente llegamos a jugar con mis primos y a ver a las tías contentas y me puse a escuchar las platicas de los adultos que no entendía del todo hasta que me aburrí y me fui a jugar a la tierra y mi mamá me lavo las manos y el ambiente con mi papá era de platicas con mas acción, mas policiacas y mejor me fui a jugar a las muñecas con mis hermanas y a construir casitas y estilos de ropa con los medios posibles. Y ahora que lo pienso, tengo un libro pendiente a mi lado, es una cita realmente, con una chica llamada mercé rodoreda (no se por que su nombre esta escrito con minúsculas en la portada) se llama veintidós cuentos y ya leí el primero, el de una viejita que estaba enferma de celos y te cuenta como se estaba volviendo loca y por su propia estabilidad emocional se divorcio de su pareja sentimental cuando se encontraba ya en la tercera edad y como un día se topo a su ex marido y como totales amigos. Y me encuentro ya cerca de ella, ya puedo ver sus letras en mis ojos descoloridos y escurridos.